A lo largo de la historia, el arte de ayudar a parir ha estado relacionado con la mujer, bien sea como comadrona experimentada, así como la partera tradicional de nuestros pueblos. Hoy, cuando la mayoría de las mujeres están de parto son conducidas a clínicas y hospitales, casi siempre dotados de un equipo profesional integrado por médicos y enfermeras, que disponen de todo el apoyo logístico y profesional para realizar la intervención. Pero no siempre ha sido así. El oficio de partera es tan viejo como el mundo, y ha sido de gran trascendencia en nuestra sociedad. Sin embargo, nunca recibió la justa consideración y compensación adecuada por el esfuerzo de tantos años dedicada a ese apreciado servicio. Cumpliendo uno de nuestros objetivos de dar a conocer nuestros valores, aportamos en esta edición, parte de la historia de una de las personalidades más destacadas de este Municipio de Begíjar, y que por muchos años supo dedicarse con sacrificio, a ese arte y oficio de "partera" como fué llamado en otra época.Doña María del Carmen Navarro Aranda (La Remedios), era conocida por "Carmen LA PARTERA", y no es casual éste "mote" interpuesto popularmente, pués hace referencia a la profesión que ejerció durante practicamente toda su vida. Carmen nació el 7 de Junio de 1905, en el seno de una familia humilde, en una casona donde se situaba uno de los muchos mesones establecidos en la mítica calle del mismo nombre, haciendo alusión a éstos.Fué hija de D. Juan Navarro Gilbert y de Dª Carmen Aranda Cerdá, pero ella siempre quiso que la llamaran por su apodo y conservar también el mote de su madre, "La Remedios", Carmen casó muy joven con Don Juan José Jordán Ruíz, su novio desde el día en que ambos hicieron la Pimera Comunión, con quien procreó dos hijas: Catalina y Carmen, convirtiéndose en una abnegada ama de casa, dedicada exclusivamente al trabajo en el campo y al cuidado de su familia y de su inseparable y queridísima sobrina Paquita, que al quedarse ésta viuda y con tres hijas vivieron siempre junto a ella y a su marido, tratandose como madre e hijas, llamando a Carmen "Chacha".Sus inicios de ésta bonita profesión fueron los alumbramientos de sus dos hijas, y su debut con la mayor de ellas, Catalina, atendiendo a ambas en trece ocasiones, ese hecho insólito le despertó para siempre su vocación de partera que ejerció por todo el resto de su vida. A partir de esa fecha se inicia en las tareas de Partera, práctica que adquirió sin ningún tipo de estudios ni formación, sólo con los años y su experiencia, sus mejores aliados, que le acompañarían durante toda su fecunda trayectoria, sobre todo si miramos hacia atrás y nos fijamos en las proles tan numerosísimas que se formaban en cada una de las familias de nuestro Pueblo. Por eso que ella misma llegó a definirse como "la madre de casi tos los Begijeños", siendo durante muchísimos años la Comadrona por excelencia de la Comarca. De altruista forma ayudó a venir al mundo a cientos de niños no sólo de Begíjar si no también de Localidades colindantes como Lupión, Puente del Obispo, Estación de Begíjar, Sotogordo, Vados de Torralba, etc.... Y por cierto, no pocas personalidades de la zona fueron recibidas con infinito amor por sus manos diestras y venerables, no importándole nunca la condición social, política o económica de la familia atendida, aceptando solo pequeños obsequios alimenticios, que luego se apresuraba a regalar a los más necesitados. Con el aprendizaje que fué adquiriendo y llevando como utensilios una bata (que le regaló una profesora de corte y confección), unas tijeras y un ovillo de hilo en su inseparable bolso, recorriendo calles, y caminos a pié, Carmen siempre estuvo a la altura de unas circunstancias duras en aquella época que le tocó vivir. Durante el momento del nacimiento tuvo que sortear partos de toda índole, como alumbramientos que venían de cara, de piernas, complicados, difíciles o simultáneos, como en muchas ocasiones, aunque contaba con la presencia del médico, éste nunca participaba en el parto ya que la embarazada prefería que sólo Carmen estuviese presente. Raro ha sido el entorno familiar en que Carmen la Partera no ha traido al mundo a algún componente, pudiendose contar a veces hasta a once o incluso más integrantes de la misma familia. Corría el año 1975 y el Hospital San Juan de la Cruz de Úbeda acaba de inaugurarse, prohibieron entoces a Carmen que siguiese ejerciendo su labor, pero las embarazadas de Begíjar y alrededores eran muy reacias a abandonar las manos de su Comadrona de siempre para traer al mundo a su futuros bebés. Ella siguió realizando su trabajo como si nada y desinteresadamente como de costumbre, al poco tiempo las Matronas del Hospital se quejaban del peligro que suponían los alumbramientos en casas particulares, a pesar de que a Carmen nunca le había ocurrido ninguna desgracia en los partos, acabando todos de una manera satisfactoria y feliz. Al hospital de Úbeda no le quedó más remedio que suministrar a la partera de Begíjar paquetes "Via Correos", con algodones, hilo, gasas, "agua colorá", etc..., realizando ya su trabajo sin ningún tipo de restricciones de material. Con la llegada de los años 80, va dejando paulatinamente de ejercer su oficio, casi todo el mundo tiene coche ya, o existe el taxi, eso facilita el viaje hasta la vecina Úbeda y las mujeres poco a poco se van concienciando en que para eso está el hospital......, pero aún así y anecdóticamente, Carmen seguía siendo solicitada por las recien paridas y asistía a diario a los recien llegados al mundo, bañándolos, masajeándolos y aseándolos hasta "dar la tripa". Ésta mujer no tuvo limite alguno, y ejerció también con gran "afán" como médico en multitud de ocasiones, diagnosticando a los niños las quebracías por muy complejas que éstas fuesen y curandolas hasta el final. La palabra Médico se quedaría corta si atendemos a otro más de sus ingenios y hazañas..., como fué desempeñar también el papel de "traumátologo", fabricando rudimentarios aparatos ortopédicos de tiras de cartón y esparadrapo que ella misma diseñaba, adheriendo, si así lo determinaba, una botita también confeccionada por ella al pié malformado de la criatura,visitando diariamente al bebé para masajear la parte afectada hasta su completa rehabilitación. Carmen murió a los 1oo años de edad, el 7 de Myo de 2006, paradójicamete en el "Dia de las madres", rodeada del cariño de su familia y de toda una comunidad que aún recuerda su carácter afable, su condición humana e humildad hacia todas esas personas a las que asistió en el parto y por la que todavía sienten gran respeto y admiración. No quiso dejarnos sin antes ver cumplido uno de sus sueños, celebrar el centenario de su cumpleaños rodeada de todos sus paisanos, a los que invitó en su totalidad, costeando ella misma la fiesta, donde hubo bailes, fuegos artificiales y decenas de tartas, regaladas por todas esas personas que quisieron agradecer su buen hacer, recibiendo también del Ayuntamiento, en manos del Alcalde D. Ildefonso García del Jesus una bella placa, en reconocimiento por su implecable, altruista y desinteresada vida, no faltando también los medios de comunicación que se hicieron eco rápidamente de la noticia.Ésta mujer, de alguna manera e inconscientemente luchó por el bienestar y la igualdad de la mujer, la defensa de la infancia y los derechos humanos.Valores que no podemos dejar pasar desapercibidos en una Sociedad tan machista como la vivida a principios del s. XX, época en la que ella tuvo que desenvolverse. Pasado un año de su desaparición el Pueblo de Begíjar aún se sentía en deuda con esta entrañable mujer que supo ganarse el cariño, de todos los Begijenses, y su Pueblo quiso evocarlo rendiéndole un especial homenaje con la inauguración de una placa en la fachada de la casa que la vió nacer, en gratitud y agradecimiento a ella, inmortalizando así este momento.
Recientemente, los familiares de Dª Carmen, han donado al Museo de Artes y Costumbres Populares de Begíjar sus útiles e indumentaria de Partera, utilizada en los alumbramientos, el cual ha dedicado un apartado en el Centro Cultural a ésta singular mujer.
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Desde el año 2006, más de un millar de Begijenses reconocen que Carmen Navarro Arada debería obtentar el nombre de una de nuestras calles, para tal efecto ya han sido enviados varios escritos a nuestro Ayuntamiento, que sin saber porqué, aún no han respondido.Esperemos que pronto se formalice esta petición, pués creemos que el motivo lo merece y la cuestión está más que justificada, aunque al Ayuntamiento parece no importale lo más mínimo, como viene siendo costumbre suya, si algo no tiene que ver con su gobierno afín o directamente con su entorno más directo y amigable, el mutismo se hace evidente por su parte y más parecido a un deshonesto gueto político que a un Ayuntamiento, donde sólo prima la parcialidad y no cabe duda que el ambiente que se respira es de odio, envidia, malicia intencionada y rencor hacia las personas que intentan un acercamiento hacia el Consistorio, el cual utiliza las armas que mejor sabe utilizar "las de dejar de hablarte", se supone que así se aseguran de ahuyentar esos acercamientos de los que ellos creen "intrusos" y el distanciamiento es la única forma de mantener al margen a las personas que desean todo el bien para el Pueblo.
ssssss*Con un Ayuntamiento así no se necesitan enemigos*